Texto:
Yaimer Mujica Pérez.
Imágenes:
Colaboración de José Carlos Rodríguez.
Punta
Alegre hizo honor a su nombre. Si en la noche del 23 de diciembre de 2018 el
huracán Irma se atrevía a asomarse por allí, hubiese tenido que irse a ritmo de
conga.
Ni el
hecho de saber que aún falta mucho por hacer en cuanto a la recuperación, tras
el paso de este fenómeno atmosférico, le restó alegría a un pueblo que late por
uno solo, pero cuando se trata de parranda las cosas cambian: yeseros a un lado
y salineros al otro.
Dicen
que hasta quienes todavía no han levantado sus casas ayudaron en la construcción
de las carrozas, a alguien podría parecerle un sinsentido que solo se explica
en el amor que profesan hacia una tradición, que cumplió ya 105 años de permanencia en Punta Alegre.
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