Por:
Yaimer Mujica Pérez.
Imagen
de archivo.
“Pasarás
por mi vida sin saber que pasaste”, así inicia uno de los poemas de José Ángel
Buesa, frase que bien pudiese resumir el fallido intento de realizar la Jornada
de la Cultura en el municipio avileño de Chambas, correspondiente al 2019.
Una
carpa, un termo de cerveza y alguna que otra actividad para disimular el foul a
la malla, como se diría en el argot beisbolero, fueron lo más destacable de un evento
esperado anualmente, y que esta vez se caracterizó, además, por la desinformación.
Los
teléfonos de Radio Chambas, no paraban de sonar para inicios de marzo,
preguntando, algunos ya en tono bastante molesto, ¿qué se sabía del carnaval?,
definición popular para catalogar estas fiestas. Y aunque indagamos, e incluso en
una ocasión, este propio comentarista fue citado, pero después no atendido, a las
7 y 30 de la mañana para darle todos los detalles al respecto, nos quedamos con
los deseos de explicar que pasaría, pero fundamentalmente los por qué. Preferirá
pensar que lo ocurrido se debió a lo apretado de una o más de una, agenda de
trabajo, y que la causa no fuese otra.
El
pueblo entendió que la Jornada de la Cultura no podía coincidir con el
desarrollo del referendo constitucional, por la importancia de dicho proceso.
Pero cuando el reloj comenzó a caminar después del 24 de febrero, ya los
ciudadanos miraban el almanaque con el ansia de oír el anuncio de las fiestas. Asegura
más de uno en la calle, que el problema real era el presupuesto y la situación
económica del país. Argumento que también se comprende, pero lo llamativo es
eso, primero un excusa y después otra.
Asumamos
que esto es cierto, el punto está en que Jornada de la Cultura no puede
resumirse en alcohol y reggaetón, porque entonces estaríamos validando lo que
más de una vez hemos llamado banal y nocivo.
Creo
que aún no se acaba de comprender que lo que se deben programar son actividades
variadas durante toda una semana que sirvan de ejemplificación de nuestras
principales tradiciones. Y en ellas no pueden faltar las parrandas, no sé si
con grandes, medianas o pequeñas carrozas, pero repito no pueden faltar, y
además con la presencia de las congas y los fuegos artificiales, por cierto, elemento
este último que ya podemos disponer con la reapertura del taller de pirotecnia.
Vuelvo
a una interrogante que me he preguntado más de una vez: ¿por qué en el medio
del período especial se realizaban estos festejos y con una mayor calidad? No
siempre la culpa es de la economía, a veces se trata más de deseos que de otra
cosa.
No pongamos
en riesgo nuestras tradiciones, esas que nos distinguen ya no solo en Cuba,
sino también ahora en todo el Mundo. Hágase al menos lo indispensable, y si no,
lo extraordinario para que así sea, eso nos han enseñado en este proceso
revolucionario por el que dijimos Sí para que continúe, también porque colectivamente se comprende que la cultura es escudo y espada de una nación, y no carpas y
termos de cerveza.
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