Por:
Yaimer Mujica Pérez.
La
muerte de un hijo es un dolor irreparable, y a no pocos puede parecer un frase
hecha o cursi, pero historias como la de Felicita Juana Martín García, no dan
espacio a afirmar otra cosa. No obstante, ella convirtió ese perenne
sufrimiento en deseos de rodearse de niños y niñas, tal vez, por la inercia inevitable
en la que se transforma el ciclo vital.
Ella
creó hace 11 años el proyecto comunitario infantil "Sonrientes Mariposas", en el poblado
costero de Punta Alegre, ubicado al norte del municipio de Chambas.
Son ineludibles
las lágrimas, frutos de los recuerdos, que aunque quiera, le resultan imposibles
de borrar. Pero en el diálogo no faltan tampoco las alegrías, sobre todo, cuando habla de
esos infantes que le han hecho encontrar un sentido al día a día, más allá del
simple impulso orgánico de respirar.
Con
ella tuve la oportunidad de volverme a encontrar, y a los 73 años, me confiesa
que solo la desvela que cuando deje de existir, nadie continúe este Proyecto,
que le ha devuelto la sonrisa:
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