Lo
dice sin dudarlo: “Una donación de sangre salva una vida, a mi hija me la salvó”.
Esta es la convicción de la chambera Jael Escobar Escobar, quien una situación
familiar, la llevó a sumarse a un movimiento del cual depende la vitalidad de
los servicios gratuitos de salud en Cuba.
A
sus 57 años, dice que perdió la cuenta de cuántas donaciones hizo, y aunque la
diabetes le impidió seguir aumentado la cifra, no duda en afirmar que quien
padezca esta enfermedad y necesite de su sangre puede contar con ella. Esta es
su historia, la de muchos, que contribuyen a que el municipio de Chambas, sea
Vanguardia en un acto noble de entregar parte de sí por el bien de otros:
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